jueves, 4 de noviembre de 2010

El día que Miguel Hidalgo anunció El grito por Twitter



Dice José Trinidad Camacho (Jalisco, 20 de agosto de 1961), más conocido como Trino, que una de las cosas fantásticas que pasarán durante el Bicentenario en México es que todo el mundo va a entender los chistes de Jis.
Habla, uno de los moneros más importantes y queridos del país, de su pareja profesional, el también tapatío José Ignacio Solórzano. Ambos, Jis y Trino, han entrado para siempre en la memoria colectiva de un par de generaciones nacionales contando colorida y, por qué no decirlo, escatológicamente, las hazañas del Santos, de la Tetona Mendoza, la Kikis Corcuera, el Peyote asesino, entre otros integrantes de una lista de finísimos y entrañables seres.
Se sabe que Jis y Trino están divorciados y que nunca han hecho terapia de pareja, por lo que la simbiosis continúa en el Siglo XXI y ahora, casi en secreto, de la mano de la productora Lynn Fainchtein y el guionista Augusto Mendoza (que no, que no es el hijo de la Tetona) preparan un largometraje animado sobre El Santos y el resto del clan.
Trino, un dibujante y humorista incansable que llena las páginas de los periódicos nacionales con sus fábulas de policías y ladrones, con las aventuras del Rey Chiquito, con sus tiras sobre fútbol (donde siempre llora por esa rara y casi espeluznante condición de ser hincha del Atlas) no se mide y ahora se ha metido con el sacrosanto Bicentenario de la Independencia y la Revolución de México.
“Me di cuenta de que todos los escritores y moneros que iban a hablar sobre el Bicentenario lo iban a hacer enserio. ‘El Fisgón’ sacó uno muy bonito y muy investigado, como es su costumbre. ‘Magú’, igual. Rius, por supuesto, quien además de investigar da su versión. Son libros muy buenos y excelentes materiales de textos para los chavos, así que quise hacer uno para el recreo, para que se rían en el patio de la escuela y no piensen en nada”, explica Trino a GENTE.
El cura Miguel Hidalgo que comunica por Twitter el lugar y hora donde pegará el grito, “para no hacer el pancho de llegar solito”, la publicación en el blog de Emiliano Zapata de El Plan de Ayala (“Aunque piden tarjeta de crédito para poderlo bajar, ¡qué ojetes!”), la propuesta de los organizadores de los festejos “de hacer una torre bien alta, pero no hacerla, o hacer como que sí, pero al final nos chingamos la lana” son sólo algunas de las pinceladas con que Trino pinta un mural graffitero destinado a “desmitificar a los héroes de la Patria”, según dice.
“Pero, claro, hay que bajarlos del pedestal, todos iban al baño, se divorciaban tres o cuatro veces, Hidalgo tuvo una punta de hijos y esas son las cosas que siempre hablábamos en el colegio con los compañeros, la historia no oficial”, apunta.
“El libro nació como una propuesta de editorial Tusquets, para mí y para Jis. Como buen jugador de fútbol que es, aquel se desmarcó chingón y cuando sentí la presión de que me iban a poner un historiador para que me ayudara, me di cuenta de lo que en realidad quería hacer era una tira desde cero, como si todavía estuviera en la escuela secundaria, frente a mi maestro de historia, haciendo un chiste con cada cosa que él nos enseñaba”.
El resultado es, efectivamente, un tratado fresco y no ortodoxo de una historia que de por sí ya tiene su gran cuota de absurdo.
El dibujante todavía trabaja con el lápiz y colorea a mano, carece de asistentes que le puedan seguir el trazo, por lo que su prolífica producción de tiras es artesanal y se mueve al ritmo fatídico de las entregas. Todo plazo se cumple y el de Trino duró un mes y medio de delinear y delinear las proezas bicentenarias, dudando a veces si poner o no poner determinados chistes. Por caso, aquel impresionante donde las cabezas colgadas en la Alhóndiga se vuelven parlantes y cantan a coro el “Psycho Killer”, de Talking Heads, mientras un policía las manda a guardar silencio.
A pesar de ser un autor consagrado y de que su libro sobre el Bicentenario tuvo una inmediata reimpresión en septiembre, el mes de su publicación, Trino cree que su humor “recién está conociéndose en mi país, faltan muchos años todavía y no me corre ninguna prisa”.
Con 49 años recién cumplidos, el artista vive en Chapala, a pocos minutos del lago, muy cerca de un campo de golf, donde junto a su primogénito José María y su esposa Margarita ensaya su depurada técnica para el dibujo. Primero el lápiz, luego la tinta china, siempre el papel en blanco y los temas que aparecen como sus obsesiones clásicas: “Sobre todo hacer humor sin centrarme en la política, tal como hacemos en el programa de radio que tenemos con Jis (“La chora interminable”, todos los jueves a las 21 por Radio Unam). El otro día, por ejemplo, hicimos uno sobre los pelones, porque Jis pertenece al Club de los Pelones reales, porque luego hay unos pelones falsos que nomás se rapan, esos son unos mamones”, afirma.

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