domingo, 11 de diciembre de 2011

Qué par de blasfemadores!

Un gesto dadaísta, una sombra que llega del futuro, tal vez: ¿qué es el libro de Jis y de Ari Volovich? ¿Cómo se encuentran un dibujante flaco y de repente abstemio con un escritor voluminoso y pocas veces sobrio? Facebook y Twitter creen en el amor a primera frase: eso es. Los amantes de las redes sociales tienen futuro en un libro con dibujitos y así también lo han entendido Tusquets y su editora Verónica Flores, que han editado recientemente Blasfemias ilustradas, un trabajo singular y gozoso, dos adjetivos que no resultan exagerados. Volovich es un escritor indisciplinado que cuando muestra el pasaporte israelí lo tachan de colonizador, fascista y asesino y que cuando muestra el mexicano lo acusan de ser corrupto, narcotraficante y ladrón. “Las fronteras sacan lo peor de mí”, admite. Jis es Jis sin Trino y sin él. Se trata de José Ignacio Solórzano que narró con su Trinidad Camacho de toda la vida las aventuras del Santo y quien en sus tiras en solitario cultiva un humor fino, intelectual y elegante, no siempre entendido y pocas veces valorado en su justa medida. Por eso de andar poniendo adjetivos, sale, sin vergüenza la palabra genial. Sí, Jis es un genio. No se sabe cuál de los dos blasfema más, pero el dibujante tapatío está empeñado en defender su buen nombre y se apresura a revelar que “por supuesto, el que blasfema más es Ari. Yo casi manejo el humor blanco, soy felizólogo a su lado”. “Bueno, a tú lado me di cuenta de que no soy tan calvo”, retruca Volovich. “Y tú muy gordo”, acusa Jis. Así se la lleva este par de blasfemadores, que sólo conocieron sus respectivos rostros en persona cuando la editorial los juntó para presentar el libro que habían realizado vía Internet. - Ari, usted tiene una carrera de escritor y periodista un poco más tradicional que esto que ha hecho con Jis, ¿cómo nació Blasfemias ilustradas? - Es una compilación de mis escritos en Facebook y Twitter, una experiencia que me hizo explorar el aforismo, una técnica que nunca había intentado. Soy fan del aforismo y las redes sociales limitan el espacio de expresión, así que en mis ratos de ocio, que son muchos, le di de lleno al tema. Ahora no digo que soy periodista, digo que soy “aforista”. Este es el fruto de dos años de estados contemplativos, de distintos estados de ánimo, de ocurrencias… - Somos amigos de Facebook. De hecho, estamos aprovechando estas entrevistas de promoción para conocernos. Hola, Ari, ¿cómo estás? (Jis) - Bien, muy bien…¿y tú? - O sea, que lo que Facebook ha unido que ni Dios ni el Diablo lo separen… - (Jis) Sí, así es, por increíble que parezca. Aunque ahora me estoy sintiendo un poco abandonado, porque Ari es más twittero y yo soy más facebookero. Una de nuestras tantas diferencias, de todas de las que me fui dando cuenta una vez que acepté entrar en el proyecto, es esa. Honestamente, Ari es mucho más amargo que yo. Más bien estoy en una etapa de mi vida en la que me siento saludable, luminoso, hago yoga en las mañanas. Y este hombre está en unos viajes de oscuridad, de borracheras tremendas, de crudas horribles, despotrica, insulta…así que el libro básicamente está formado por sus escritos. Lo que yo hice fue subirme al tren de la amargura de este monstruo. - (Volovich) Difiero con Jis. Siento que el libro es un maridaje perfecto y que sus ilustraciones le dan una fuga a esa amargura. También le dan chance al lector de irse por otro lado… - Pero hay algo que los une y es ese humor reflexivo, de no reírse a la primera… - (Jis) Exacto. Y uno de los temas que tocamos los dos en forma frecuente es esa desazón existencial. Nos desune la política, creo. Él está haciendo referencia constante a los políticos con nombre y apellido y yo soy profundamente apolítico. En el aspecto espiritual, él es ateo y yo me considero más bien “misticoide”. - Lo que lo separa también es la edad. Y como usted tiene un humor que no siempre se ha comprendido y Ari Volovich es un hombre muy joven…¿será que se viene toda una generación de comprender a Jis? - (Jis) Sí, puede ser. También pasa que siempre me ha gustado el trabajo en colaboración. El caso más notorio es Trino, pero ha habido otros y siempre disfruto mucho el diálogo con otras personas. Con Ari no fue fácil, porque muchos de sus aforismos ya venían con el chiste incluido, eran redondos, no había que dibujarles nada. - (Volovich) Creo que una parte de la riqueza de este libro es que Jis fue muy selectivo a la hora de elegir los aforismos que iba a ilustrar. En ese sentido, el trabajo tiene mucho oxígeno, no es barroco, no está cargado de más… - Lo triste es que hayan revelado que para mucha gente la vida es un eterno déjà vu. Ya se sabía, pero no era como para andar contándoselo a todo el mundo… - (Volovich) ¡Alguien tenía que señalarlo! Dos más dos es uno y uno Jis está un poco obsesionado con la idea de que en Blasfemias ilustradas el lector note las diferencias de pensamiento y de espíritu que hay entre él y Ari Volovich. “Tienen miedo de que lo linchen en Guadalajara”, apunta el escritor. Lo cierto es que nunca mejor mencionado el cliché que predice que cuando las cosas pasan “por algo será”. Blasfemias ilustradas es algo que hicieron dos personas y cuya entidad independiente supera la individualidad de los hacedores. Ya no importa mucho determinar qué hizo cada quién, sino más bien disfrutar el postre para cuya receta ambos aportaron distintos pero sustanciales ingredientes. - (Volovich) El libro es muy redondo y uniforme, el texto y las ilustraciones tienen el mismo peso y se puede respirar en sus páginas. El lector puede leerlo de principio a fin o en forma azarosa… - Es un libro hecho a partir de las redes sociales, pero las redes sociales no aparecen en el libro. Blasfemias…es un objeto clásico de dibujo y texto… - (Jis) Sí, es verdad. En algún momento incluso pensé en establecer un diálogo en contrario con Ari, retrucándole algunas de las cosas que decía en sus aforismos, pero no lo logré, así que me dediqué a acompañarlo. - Como pareja recién formada, ¿quisieron en algún momento devolver la libreta de matrimonio? - (Jis) Creo que el que más dudas tuvo al respecto fui yo. Ya estaba con el vestido puesto, ya había dicho que sí, las invitaciones habían sido enviadas, y de pronto me di cuenta de que me iba a casar con una bestia. Que no quepa duda: entre nosotros, yo soy la Bella y Ari es la Bestia. - (Volovich) Yo, para nada. Para mí fue un verdadero halago que Jis haya querido hacer este libro conmigo. No lo considero un monero solamente, sino un artista conceptual, integral. Nuestra juntada fue espontánea. Diana, la hermana de Jis, nos presentó en Facebook. Él me dijo que le gustaba lo que yo escribía. Le propuse hacer un libro, me dijo inmediatamente que sí y luego, ya ves, se arrepintió. - ¿Le pasa mucho eso, que le dicen que sí y luego se arrepienten? - (Volovich) Me pasa muchísimo, pero no lo pongas - (Jis) ¡Sí, ponlo! - (Volovich) ¡Hasta con mis padres me pasó! Cuando nací dijeron: ¿Qué hicimos? - ¿Trino no se puso celoso, Jis? - Fíjate que ya ni me habla… - (Volovich) Una de las cosas que nos pasa con el libro es que el humor corrosivo que manejamos resulta un poco fuerte para mucha gente en México. Viví mucho tiempo en Israel, donde es más común el humor más directo y aquí por poco algunas personas nos llaman el Anticristo. Y en mi caso al menos, esta manera de expresar lo que pienso es lo natural, así soy, no se trata de un gesto de valentía ni de provocar ni nada…Esto que será escandaloso y desolador para mucho, es algo genuino en mi vida. - En un país donde mucha gente pide que no le hablen “golpeado”, tal vez este libro sea mucho… - (Volovich) Sí, estamos viviendo una guerra del medioevo con tipos decapitados en las calles, con cadáveres que cuelgan de los puentes, pero dices cabrón en la radio y por poco te fusilan… - Si tuvieran que poner este libro en un estante de la tienda, ¿dónde lo pondrían? - (Jis) Tendría que estar en la sección de humor, si es posible junto a los libros de Guillermo Sheridan, de quien soy fan… - (Volovich) Al lado de los de Groucho Marx, por favor. - Hubo épocas en la historia del arte en las que se juntaban, por ejemplo, Luis Buñuel y Salvador Dalí y salía El perro andaluz…ahora es mucho más difícil que los artistas se junten para hacer cosas… - (Jis) Es verdad, quizás por eso me están gustando tanto las redes sociales. Allí se producen verdaderas tertulias en torno al arte, al trabajo, que me encantan. Vivimos tiempos en que la gente es muy peleonera, es más fácil deshacer que hacer. En Facebook transcurren verdaderos talleres creativos ante mis ojos, es como estar en una especie de café discutiendo con amigos acerca de la pintura, del dibujo, de la literatura. - (Volovich) Y lo que podría diluirse en una charla de cantina, se convierte en un libro. Sale un libro del ocio, del Facebook… - (Jis) Sí, de pronto tengo problemas con mi mujer porque dice que le dedico demasiado tiempo al ocio facebookero, así que lo quiero hacer ahora es llegar a mi casa con el libro en la mano y demostrarle a mi esposa que todavía soy un ciudadano ejemplar… - (Volovich) Un buen samaritano digital. - Lo cierto es que no hay arte sin disciplina, aunque ustedes hablen bastante del ocio
- (Volovich) Soy contemplativo, me dejas mirando el horizonte y me puedo quedar días. Ahora me propuse dedicarle menos tiempo a la cantina y más a la pluma. - (Jis) Tal vez haya artistas malditos que trabaja en medio de la perdición total, pero yo pertenezco al otro lado. Idolatro la concentración.

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